No bastaría una sola canción para expresar la emoción que me produce pensar en esta noche. Cantar en mi tierra siempre es un lujo, pero pisar el escenario del Teatro Lope de Vega es el sueño de mi vida. Por fin, voy a poder hacer llegar a cada uno de sus rincones la emoción y los sentimientos de mis canciones.
Desde niño, he querido formar parte de los momentos mágicos que tantos y tantos artistas han compartido con el público desde este escenario. Así, sentado en el patio de butacas, cerraba los ojos e imaginaba muchas veces qué era yo quien cantaba, quien lograba emocionar al público con mis propias composiciones.
Hoy no preciso cerrar los ojos. Todo lo contrario, los mantendré bien abiertos para compartir con cada uno de vosotros mis emociones, que son un trocito de mi alma, una invitación a soñar. Y éste es, desde luego, el entorno más idóneo para que resuenen en muchos corazones notas y letras que hablan de amor, de desamor, de la amistad,... en definitiva, de la vida. Notas y letras que cobran sentido en un concierto porque pueden ser compartidas. Entiendo la profesión del artista, del músico, como aquel que comparte emociones.
Desde un escenario de altura como éste, donde han dejado huella grandes artistas, siento la responsabilidad de dar lo mejor de mi mismo. No se trata sólo de cumplir expectativas personales, sino de agradecer con mi actuación a cada una de las personas, que de una u otra manera a lo largo de la vida, han hecho que esta noche mi nombre vaya ligado al Teatro Lope de Vega.
Palabras de CASTO DOMÍNGUEZ
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